Como estaba previsto, nada de lo profetizado para el día de ayer se hizo realidad.

Aquí seguimos. Por mucho que existan individuos con oscuros intereses, entre los cuales los económicos son bastante importantes, no vivimos el tiempo de los tres días de oscuridad, ni han aparecido ETs para rescatarnos ni destruirnos, ni Nibiru ha chocado contra nuestro planeta, ni una tormenta solar ha acabado con nuestro circuito eléctrico y ha cambiado el eje de rotación de la Tierra, ni nada de lo que algunos han dicho se ha hecho cierto.

¿Y por qué? Se preguntarán algunos. La respuesta es rápida y obvia: porque nunca estuvo basado en nada cierto. Todo aquello que se ha dicho y escrito sólo existió en las conspiranoicas y aprovechadas mentes de pseudoiluminados que, una vez haber sacado tajada de este gran timo y esta gran estafa que debería cubrirlos de vergüenza a ellos y a sus seguidores más acérrimos, ahora escurren el bulto, como Rafa Pal, Alberto Canosa, Starviewer y tantos otros que tanto han difamado y mentido descaradamente y de forma gratuita (suerte tienen de que nadie con tres neuronas haga caso de sus patochadas, porque les podrían muy bien llover las denuncias si realmente existiera una «justicia universal y divina» como tanto pregonan).

Sólo lamento que haya habido personas de buena voluntad que hayan gastado un porcentaje de su economía en esta estupidez y espero que haya servido de escarmiento para que la próxima vez que se trate de volver  a confundir la realidad con la superstición, el negocio, la falsedad y la mitología, no vuelvan a tropezar con la misma piedra. Lo espero de corazón.